Por su diván han pasado más de 800 ludópatas navarros en los últimos quince años. Advierte que las máquinas de apuestas deportivas o a través de Internet están atrayendo nuevos jugadores que no son conscientes del riesgo al que se enfrentan. Colaboradora de la Asociación de Ludópatas de Navarra, Aralar, María Llanos Pardo Balliriain, es, ademas, especialista en psicología clínica.
¿Cuál está siendo el impacto de las nuevas tecnologías sobre el fenómeno de la ludopatía?
Para los jóvenes, todo lo que se hace a través de las nuevas tecnologías, de un móvil, de un ordenador, de una máquina de apuestas, tiene una atracción especial. El peligro de las apuestas a través de Internet es que hay que sumarle la privacidad, la inmediatez, factores que las convierten en un juego peligroso.
Las nuevas tecnologías, ¿pueden ser el envoltorio que disimula la imagen peyorativa que pueden tener las máquinas tragamonedas o el bingo?
Las tragamonedas son viejas conocidas y la sociedad en su conjunto tiene una imagen peyorativa, incluso negativa, de ellas. Pero lo de las apuestas a través de máquinas tiene otra connotación y estamos observando que están captando nuevos clientes, nuevos jugadores, que nunca han jugado a tragamonedas o han ido al bingo, que las ven como una novedad poco peligrosa.
¿Presentan el mismo riesgo de generar una adicción que las tragamonedas, por ejemplo?
Por supuesto. Las máquinas de apuestas en bares es algo todavía muy reciente, pero las apuestas a través de Internet, los casinos online, sí llevan unos años de moda. ¿Están llegando ya a las consultas pacientes de este tipo?
Sí, están llegando, pero es un goteo. La oferta de juego se va ampliando y cada vez hay campañas de publicidad más agresivas que hacen parecer que el que no apuesta está fuera de juego.
¿Tragamonedas y bingos siguen generando las adicciones mayoritarias?
Hasta ahora sí. En las tragamonedas también está el atractivo de pasar el rato, pero sobre todo es el ganar.
¿El perfil del ludópata ha variado?
Hace 15 años lo habitual era personas de entre 40 y 50 años, y ahora tenemos más personas que rondan los 30. También encontramos casos de personas que llevan menos tiempo jugando.
¿En qué deben fijarse los padres para detectar si su hijo o hija tiene problemas con el juego, con las apuestas, etc.?
Los padres son los primeros que tienen que ponerse en alerta. Algo que se está empezando a observar con las apuestas es que se apuesta en familia. Para los jóvenes está el atractivo de la tecnología, el que las apuestas giran alrededor del deporte, por lo que es un público potencial muy fuerte. Además, apostar es asequible, porque se pueden jugar pequeñas cantidades.
¿Pero cuáles son los indicadores que pueden hacer sospechar que un joven puede estar cayendo en algún tipo de ludopatía?
El aislamiento de la familia, de los amigos, los cambios en el carácter, la bajada en el rendimiento escolar. Son todos indicadores de un posible problema. Controlar el uso que hacen del dinero es una forma eficaz de detectar si algo no va bien. ¿Cuándo debo preocuparme si apuesto, juego a las tragamonedas o voy al bingo? ¿Cuándo se cruza la línea?
Cuando aparece una pérdida de control, cuando la habilidad para decidir cuando juego y qué cantidades juego, empieza a deteriorarse. ¿El tratamiento de un adicto a las apuestas varía al de un adicto a las tragamonedas?
No. Utilizamos estrategias similiares. Se utilizan estrategias de control de estímulos, de lugares, de situaciones, económico... Los tratamiento en grupo son también muy efectivos.
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