lunes, 12 de octubre de 2009

COCAINA

La cocaína es un poderoso estimulante que se extrae de las hojas del arbusto Erythroxylon coca. Es uno de los estimulantes de origen natural, más antiguos, más potentes y peligrosos.
Tres mil años antes de Cristo, los antiguos Incas y los Mayas de los Andes ya masticaban hojas de coca para acelerar su respiración y de este modo contrarrestar los efectos del aire enrarecido de alta montaña.
Es una droga sumamente adictiva, y sus efectos se perciben en un lapso de 10 segundos y duran alrededor de 20 minutos; actuando directamente sobre los centros cerebrales encargados de las sensaciones del placer.
Puede aspirarse intranasalmente, inyectarse intravenosamente o fumarse. Inyectarse la cocaína por vía intravenosa implica serios riesgos, pues a la acción de la cocaína hay que añadirles los derivados de la inyección de drogas como son: abscesos, enfermedades infecciosas como las hepatitis víricas, infección por el virus del HIV-Sida, entre otros conocidos.
El uso y abuso de drogas ilícitas, incluyendo la cocaína, se han convertido en el principal factor de riesgo de contagio con el virus HIV; a lo cual se le suma el riesgo de contraer la hepatitis C la cual está proliferando vertiginosamente entre los adictos que se inyectan.
No se ha descubierto al día de hoy una vacuna contra el virus de la hepatitis C, y el único tratamiento disponible es costoso, muchas veces infructífero, y con graves efectos colaterales.
Los efectos estipulantes de la cocaína son sumamente potentes y resultan de la acción de esta sustancia sobre el sistema nervioso central. La duración de la euforia inducida por la cocaína depende mucho de la vía por la cual ésta ha sido administrada: Aspirada por la nariz: el efecto es más prolongado y menos intenso. Si es inyectada o fumada: el efecto es más breve e intenso.

Efectos sobre la conducta
Aparecen de forma casi inmediata tras su administración los efectos de la cocaína, y desaparecen después de unos pocos minutos o incluso algunas horas.
La cocaína incrementa la lucidez, la sensación de bienestar y la euforia, aumentando la energía y la actividad motora, la sensación de vigor y la capacidad sexual.
Cuando una persona consume una pequeña dosis de cocaína (hasta 100 mg), experimenta una sensación de euforia, energía, ganas de hablar y estado de alerta.
Otros efectos: – Ansiedad – Paranoia – Inquietud – Disminuye la sensación de hambre y fatiga – Con una dosis excesiva se presentan temblores, convulsiones y una mayor temperatura corporal. – Algunos consumidores señalan que la cocaína los estimula a efectuar tareas físicas e intelectuales más rápidamente, mientras que otros consumidores experimentan un efecto completamente opuesto.
Pueden ocurrir durante una sobredosis de cocaína los siguientes efectos: – Taquicardia – Hipertensión – Infarto al miocardio – Hemorragias cerebrovasculares. Conforme disminuyen los efectos de la droga, el usuario se siente cansado, irritable y levemente deprimido, lo que puede incitar de nuevo al uso de la droga para recuperar la experiencia anterior (O´Brien CP (2001) Drug addiction and drug abuse. En: Goodman and Gilman’s: The pharmacological basis of therapeutics, 10a. ed. Nueva York, EE.UU. McGraw Hill:621–667).

Efectos en el corto plazo
Los efectos fisiológicos de la cocaína a corto plazo incluyen: – Constricción de los vasos sanguíneos – Dilatación de las pupilas – Aumento de la temperatura corporal – Aumento de la frecuencia cardíaca – Aumento de la presión arterial
La cocaína tiene una alta capacidad de producir daños y hasta destrucción celular; sensaciones que resultaban placenteras en sujetos recién iniciados terminan por convertirse en efectos desagradables como agitación, llanto, irritabilidad, alucinaciones que afectan los distintos sentidos, ansiedad, delirio paranoide, amnesia, confusión, fobias o terror desmedido, depresión grave, así como también en los casos más graves tendencia al suicidio.

Efectos por uso prolongado – Déficit cognitivo – Anormalidades en la tomografía TEP (Tomografía de emisión de positrones) de la corteza orbitofrontal – Disminución de la función motora – Menores tiempos de reacción – Anormalidades EEG (Electroencefalograma) – Isquemia, infartos y hemorragias cerebrales. (“Neurociencia del consumo y dependencia de sustancias psicoactivas”; Washington, D.C: OPS, © 2005. Edición original en inglés: “Neuroscience of psychoactive substance use and dependence”; © World Health Organization, 2004 Biblioteca Sede OPS – Catalogación en la fuente Organización Mundial de la Salud).
Los efectos de la cocaína pueden ser más intensos cuando se consumen dosis más elevadas, pero también pueden desencadenarse comportamientos extraños y violentos, tales como: – Temblor – Vértigo – Ideas paranoides (como pensar que otras personas quieren causarnos daño) – Otros problemas psiquiátricos
El consumo de cocaína puede provocar también complicaciones cardiovasculares graves capaces de conducir a una hemorragia cerebral o un paro cardíaco. Persistencia en los problemas asociados al consumo de cocaína
Los estudios clínicos y preclínicos han proporcionado convincentes evidencias de problemas neurológicos y psiquiátricos persistentes, junto con una posible degeneración neuronal, asociados con el uso crónico de cocaína y otros estimulantes.
Dichos problemas comprenden isquemia cerebral global y multifocal, hemorragias cerebrales, infartos, neuropatía óptica, atrofia cerebral, trastornos cognitivos y de desórdenes en el movimiento, así como en estados de ánimo, los cuales pueden incluir un amplio espectro de déficit en la cognición, motivación y reflexión, desinhibición conductual, déficit de la atención, inestabilidad emocional, impulsividad, agresividad, depresión, anhedonia y alteraciones persistentes del movimiento.
Los problemas neuropsiquiátricos asociados con el uso de estimulantes pueden contribuir a la alta tasa de recaídas en individuos, mismas que pueden ocurrir tras años de abstinencia.
Los efectos de muchas sustancias psicoactivas pueden producir síndromes cuasi-psiquiátricos. Por ejemplo, las anfetaminas y la cocaína pueden inducir síntomas similares a la psicosis, y algunas drogas pueden producir alucinaciones, que son un aspecto de algunas psicosis. Además, las sustancias psicoactivas alteran los estados de ánimo, produciendo euforia y sensación de bienestar, o inducen depresión, especialmente durante la abstinencia de la sustancia. (“Neurociencia del consumo y dependencia de sustancias psicoactivas”; Washington, D.C: OPS, © 2005. Edición original en inglés: “Neuroscience of psychoactive substance use and dependence”; © World Health Organization, 2004 Biblioteca Sede OPS – Catalogación en la fuente Organización Mundial de la Salud).

Consumo habitual de cocaína
La cocaína es una sustancia muy adictiva; por esta razón, algunos consumidores de cocaína pueden volverse incapaces de controlar su consumo y llegar a consumir cantidades muy superiores a las que habían previsto y a invertir enormes cantidades de dinero en la adquisición de cocaína.
El consumo continuado de cocaína -al igual que sucede con otras drogas- implica un proceso de tolerancia que hace que cada vez haya que consumir dosis más elevadas para experimentar similares efectos.
Los sujetos severamente intoxicados con alcohol y cocaína, por ejemplo, padecen problemas similares a los de un psicótico agudo.
Cada vez es mayor el número de consumidores de cocaína que padecen problemas derivados del uso de esta sustancia.
Debido a la gravedad de las consecuencias que provoca en la salud de los consumidores de cocaína, éstos suelen ser atendidos por distintas complicaciones (enfermedades cardiovasculares y respiratorias, alteraciones psiquiátricas, etc.) por los servicios de urgencia de los hospitales.

Mujeres embarazadas Numerosos estudios han mostrado que la cocaína aumenta el riesgo de aborto espontáneo.
El uso de cocaína es altamente susceptible de producir daños irreparables en recién nacidos, cuyas madres mantuvieron su adicción durante el embarazo.
Los bebés hijos de madres que consumen cocaína durante el embarazo nacen a menudo prematuramente, con un peso, perímetro craneal y estatura bajos.
La exposición a la cocaína durante el desarrollo fetal puede provocar retrasos y otras deficiencias mentales, como así también imposibilidad de mantener la atención y la concentración por períodos de tiempo mínimos como para permitir el aprendizaje.
Resulta especialmente importante que las mujeres embarazadas, o que sospechan que podrían estar embarazadas, se abstengan completamente de consumir cocaína y otras drogas, incluyendo las bebidas alcohólicas y el tabaco.

La cocaína y el alcohol
Hay personas que consumen cocaína y bebidas alcohólicas al mismo tiempo. El consumo de bebidas alcohólicas provoca una serie de trastornos que interfieren con el rendimiento psicomotor, dificultando la capacidad para realizar actividades complejas, como conducir un vehículo.
Hay quien piensa que tomando cocaína pueden evitarse algunas de las alteraciones que provoca el consumo de bebidas alcohólicas.
Diversos estudios han demostrado que el consumo de cocaína reduce la percepción subjetiva de los efectos de la intoxicación alcohólica, pero no corrige los efectos negativos del alcohol sobre las capacidades psicomotoras: Se ha podido comprobar que cuando se consume cocaína y alcohol, se produce en el hígado un compuesto -conocido como cocaetileno- que intensifica los efectos adictivos y tóxicos de la cocaína.
De este modo, cuando se consume alcohol y cocaína, los riesgos superan a los de cada una de estas sustancias por separado.

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